“A ustedes se les ha concedido conocer los secretos del Reino.”
Jer 2, 1-3. 7-8; Sal 37; Mt 13, 10-17.
Seguimos con el tema de la parábola del Sembrador. Los discípulos preguntan a Jesús por qué le habla en parábolas a la gente y Jesús les dice que a ellos, los discípulos, se les ha concedido conocer los secretos del Reino y termina llamándolos dichosos porque ven y oyen y han tenido la dicha de compartir la vida con Jesús, lo cual muchos profetas ansiaron.
Ciertamente, muchas veces quisiéramos haber estado en el lugar de los Apóstoles parar conocer a Jesús escucharlo y verlo personalmente, pero a nosotros se nos ha dado la fe para “verlo” y creer en él. Por la fe estamos seguros que Jesús vive y está con nosotros en la Eucaristía, en la persona de los pobres y en nuestro corazón. San Pedro nos dice en su primera carta que por la fe nosotros lo amamos sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, nos alegramos con gozo indecible y glorioso ya que vamos a recibir como término de nuestra fe la salvación personal.
¡Gloria a ti Señor porque no defraudas nuestra esperanza y por la fe que nos regalaste en el bautismo!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silvia Bermea Ordóñez HC.
0 comentarios