“Mi Padre me ha entregado todas las cosas”
Is 10,5-7. 13-16; Sal 95; Mt 11, 25-27.
Todas las cosas, todo el universo: las personas, la historia, la naturaleza… le pertenecen a Dios. Y es suyo porque es el Creador de todo lo que existe. Pero también es del Hijo, de Jesucristo, porque cuando habíamos caído en el pecado, Jesús rescató el mundo con su vida, a precio de sangre.
Como lo dice el salmista en el Salmo 2 (vv. 6-9), que se ha visto como una profecía del Mesías: “El Señor les dice: Yo mismo he ungido a mi rey en Sion, mi monte santo. –Voy a proclamar el decreto del Señor: Él me ha dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. Pídemelo y te daré las naciones en herencia, en propiedad los confines del mundo. Los triturarás con cetro de hierro, los desmenuzarás como piezas de barro”.
Santísima Trinidad, que, en estos momentos de grandes cambios, todavía con la secuela de la Pandemia, con problemas económicos y sociales en nuestro país, cambiemos el rumbo de nuestra vida y volteemos al cielo a verte a Ti, único dueño de nuestra vida y del mundo. Enséñanos a abandonarnos en tu Providencia Divina.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silvia Bermea Ordóñez HC.
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