“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Hech 12, 1-11; Sal 33; 2 Tim 4, 6-8. 17-18; Mt 16, 13-19.
De frente a esta pregunta de Jesús veo dos maneras de responderla: Hacerlo con todas aquellas respuestas que he ido aprendiendo desde el catecismo hasta los años de formación teológica. La otra, es la respuesta que voy dando con mi propia vida, con mis comportamientos, mis sentimientos, mis opciones, mi relación con los demás. Porque me doy cuenta que mi vida habla más de quién soy, que mis palabras y mis discursos.
Para san Vicente de Paúl Jesucristo es el gran cuadro invisible sobre el cual debemos configurar todas nuestras acciones. Jesucristo lo era todo para él, y decía a un misionero: Recuerde que vivimos en Jesucristo por la muerte de Jesucristo, y que hemos de morir en Jesucristo por la vida de Jesucristo, y que nuestra vida tiene que estar oculta en Jesucristo y llena de Jesucristo, y que para morir como Jesucristo hay que vivir como Jesucristo.
Las personas hoy creen más a las acciones que a las palabras. ¿De qué manera, con mi vida, reflejo y doy a conocer la presencia de Jesucristo? He sido llamados para continuar la misión de salvación de Jesús, ¿cómo lo estoy haciendo?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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