La Iglesia celebra hoy, 29 de junio, la memoria festiva y solemne de San Pedro y San Pablo, colosales Apóstoles y discípulos de Cristo. Se les conoce como las «columnas» magnas de la Iglesia. Pensando en ello, la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP) invitó al asesor espiritual del Consejo Nacional de Brasil (CNB), el padre Emanoel Bedê, para que hablara sobre la efeméride.
Este es su mensaje completo:
Los dos eran como uno, «aunque fueron martirizados en días diferentes, dieron el mismo testimonio», dice san Agustín (354-430). También en este día, tradicionalmente, elevamos nuestras oraciones al Señor para que el Santo Padre, el Papa, tenga la firmeza y la constancia de la fe para conducir el rebaño por las praderas hasta el descanso seguro del redil del Buen Pastor.
Esta celebración recuerda que san Pedro fue elegido por Cristo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18). Aceptó humildemente la misión de ser «la roca» de la Iglesia. San Agustín de Hipona lo explica mejor: «Sobre la afirmación que hiciste: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo’, edificaré mi Iglesia. Porque tú eres Pedro. ‘Pedro’ viene de ‘piedra’; no es ‘piedra’ lo que viene de ‘Pedro’. Pedro’ viene de ‘piedra’, al igual que ‘cristiano’ viene de ‘Cristo'».
Por eso, continúa el santo, «sólo Pedro merecía representar en todas partes la personalidad de toda la Iglesia. Y como sólo él representaba a toda la Iglesia, merecía escuchar estas palabras: ‘Te daré las llaves del reino de los cielos’ (Mt 16,9). En verdad, quien recibió estas llaves no fue un solo hombre, sino la única Iglesia».
El Papa, por su parte, como Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, es la cabeza visible de la Santa Iglesia Universal y prolongador de la misión de aquel a quien Cristo confió el oficio de apacentar sus ovejas. Una vez más, san Agustín nos ayuda a comprender este misterio que se continúa hoy en el ministerio del papa Francisco: «Y se dirigió a Pedro con preferencia a los demás, porque entre los Apóstoles, Pedro es el primero» y en él, en Pedro, simboliza la unidad de la Iglesia. Como escuché una vez de boca de un viejo misionero: «Hay tres puntos blancos que en toda la Iglesia, en todo el mundo, esta unidad es bastante patente, indiscutible e incuestionable: el sacramento de la Eucaristía, la devoción a la Virgen y la autoridad del Santo Padre».
«Los nombres de san Pedro y san Pablo han personificado a la Iglesia entera a lo largo de los siglos en su tradición ininterrumpida. Los nombres de estos dos maestros de la fe estuvieron por largo tiempo en la oración “Yo confieso” de la Misa: pues a ellos se les confesaban públicamente los pecados, pues se les tomaban precisamente como representantes de la Iglesia histórica. Y también para los cristianos orientales estos dos “hermanos” son un símbolo de todo el Colegio apostólico, como piedras fundamentales de la fe. Aún al día de hoy el Papa invoca la autoridad de los santos apóstoles Pedro y Pablo cuando, en sus actos oficiales, quiere referir la Tradición a su primera fuente, que es la Palabra de Dios». Sólo escuchando esta palabra en el Espíritu, la Iglesia puede «perfeccionarse en el amor en unión con el Papa, los obispos y todo el orden sacerdotal», afirma el Misal Romano.
Por tanto, recemos para que el fecundo ministerio del papa Francisco conduzca a la Iglesia de Cristo hacia los más pobres; para que la Iglesia, en el mundo, no tenga otra pretensión que la de ser «sacramento» (signo) del reino anunciado por Él; para que la Iglesia rejuvenezca siempre con la práctica de la amorosa misericordia con que Cristo amó y se entregó por la humanidad.
Fuente: https://ssvpbrasil.org.br/
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