“Entren por la puerta estrecha”
2 Re 19, 9-11.14-21.31-16; Sal 47; Mt 7, 6.12-14.
La imagen de la puerta se repite varias veces en el Evangelio. Jesús es la puerta que nos hace entrar en el espacio en el que encontramos seguridad, amor, paz. Es la Puerta que nos hace entrar en la familia de Dios Padre y en la comunión con Él. Jesús es la Puerta estrecha que conduce a la felicidad, es el paso hacia la salvación. Solo él nos conduce al Padre.
Nos podemos preguntar: En mi vida diaria, ¿cuál es la puerta estrecha? Es la aceptación radical de las enseñanzas de Jesús y cuyo cumplimiento nos exige el sacrificio y la renuncia a estilos de vida cómoda y fácil. El camino de regreso a la casa del Padre está sembrado de renuncias, de sacrificios, de negaciones, para ir dejando atrás las realidades de pecado, de egoísmo y de intereses que tantas veces se anidan en nuestros corazones.
Ser cristianos es vivir y testimoniar la fe a través de la oración, las obras de caridad, la promoción de la justicia, la práctica del bien.
Señor, concédeme tu ayuda para seguir el camino estrecho que es el que conduce al cielo. Quiero ser feliz en tu presencia. Concédeme vivir en la verdad y testimoniarla con la entrega de mi vida.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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