El pasado miércoles, 25 de mayo, el consocio Márcio José da Silva, presidente del Consejo Nacional de Brasil de la Sociedad de San Vicente de Paúl (SSVP), dio a conocer la circular número 42, hablando a los vicentinos de todo el país sobre la 50ª Peregrinación Nacional al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida, que tendrá lugar del 8 al 10 de julio.

Consulta sus palabras, inspírate y empieza a hacer las maletas. ¡La Casa de la Madre nos espera, vicentinos!

Queridos consocios y asociados, ¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo!

Siento gran alegría al dirigirme a ustedes, vicentinos de todo el país, en el año en que celebramos los 150 años de la Sociedad de San Vicente de Paúl en Brasil, para comunicarles que en este año tan especial estamos próximos a «dar continuidad, ahora de forma presencial» a la 50ª Peregrinación Nacional de los Vicentinos al Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, que se inició de forma virtual en 2021.

Hay un viejo refrán que dice: «Dios escribe recto en renglones torcidos»; ¡y cómo escribe!

El mundo entero se clausuró, silencioso y asustado, al comienzo de 2020, cuando nos preparábamos para nuestra mayor Peregrinación Nacional Vicentina al Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida en Aparecida (São Paulo, Brasil). La situación de temor, preocupación, dudas, miedo y precaución nos hizo ver que debíamos esperar, pero nunca dejar de desear y hacer lo posible para que los 50 años de peregrinación a la Casa de la Madre tuviesen lugar de una manera tan especial y significativa en nuestro camino de fe.

Fueron días difíciles para nosotros los vicentinos y tantos otros grupos que anualmente van a Aparecida para dar testimonio de nuestra fe, amor y cariño a la Madre de Dios y a la nuestra, Nuestra Señora de Aparecida.

El Santuario, en una situación nunca imaginada, vivió momentos difíciles sin la presencia continua y diaria de miles y miles de devotos de todo Brasil caminando, rezando, alabando y participando en las celebraciones. No es difícil imaginar la tristeza, el silencio y el vacío de un lugar que los vicentinos conocemos tan bien, el lugar del Encuentro y de la Unidad en torno a Ella que, siendo la Madre de nuestro Señor Jesucristo, se convirtió en la Madre Amantísima de cada uno de nosotros.

En el Santuario, los vicentinos y otros grupos de hermanos peregrinos nunca nos identificamos tanto con María como en aquel momento: María de la expectación, María del silencio, María del dolor de ver a tantos de sus hijos acorralados, asustados, hospitalizados cada día. Al igual que María, sentimos que una espada nos atraviesaba el pecho ante la pérdida de vidas de tantas personas, amigos, familiares.

Pero, al igual que María superó el momento del Calvario, todos nosotros, cristianos, vicentinos, personas de fe y de perseverancia, ganamos poco a poco las numerosas batallas provocadas por la pandemia. Dios actuó con fuerza y rapidez a través de la ciencia y hoy, gracias a Dios, podemos retomar la vida normal y de nuevo podemos mirarnos y mostrar nuestra sonrisa y alegría sin máscaras, podemos volver a encontrarnos y celebrar de nuevo la unidad en torno a la Madre para alabar y agradecer estar vivos y dispuestos a salir al encuentro de los pobres, a vivir nuestra vocación vicentina.

Sí, efectivamente, «Dios escribe recto en renglones torcidos», ¡y cómo escribe!

Gracias a Dios, se acerca el momento de retomar ese hermoso movimiento de innumerables caravanas que vienen de todo el país y llegan a la Casa de la Madre para hacer de Aparecida la ciudad más vicentina del planeta Tierra.

Será un momento precioso para vivir este momento, un momento para superar la nostalgia, y lo mucho que nos extrañamos. Será un momento para caminar por el Santuario y abrazarnos, resonando desde cada rincón de ese bendito lugar, un permanente y constante «¡Alabado sea nuestro Señor Jesucristo!» y un «¡Por siempre sea alabado!».

Este año, todos podemos peregrinar a la Casa de la Madre con una certeza: ya es la «mayor Peregrinación Nacional Vicentina de todos los tiempos», que comenzó de manera virtual en 2021 y cerrará con llave de oro los próximos 8, 9 y 10 de julio de 2022, como la Romería del Encuentro, de la importancia de estar juntos, del abrazo fraterno y de la oración y alabanza a Nuestra Señora de Aparecida, nuestra tan querida Madre.

Con el lema de la peregrinación: «Bajo el manto sagrado de la Madre, cultivando la Misión de saber cuidar», lema también de nuestro Camino Vicentino en las reflexiones de nuestras reuniones, formaciones y encuentros, pongámonos juntos bajo el manto poderoso de la Virgen, pidiéndole a Ella, que nos cuida en todo momento, que nos ayude y nos enseñe cada día a cultivar en nosotros nuestra vocación de Saber Cuidar, saber cuidar de nosotros mismos, de nuestra familia, de nuestros amigos y sobre todo saber cuidar de los más pobres, de los asistidos de nuestras Conferencias y de los asistidos de nuestras Obras Unidas, sin perder nunca de vista que «ser vicentino es vivir nuestra vocación en las conferencias y con los pobres».

Al terminar esta Circular con gran alegría por la realización de la 50ª Peregrinación Nacional Vicentina que se aproxima, aprovechamos para invitar a cada consocio y consocia de este inmenso país, donde desde hace 150 años somos un poco de Vicente de Paúl y Ozanam con los pobres, a unirse con otros vicentinos en su ciudad, en su región, para planificar, organizar y no dejar de estar en la Casa de la Madre, el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, en nuestra 50ª peregrinación. Demos gracias, ante la Virgen, por tantas bendiciones y maravillas que ha hecho en nuestra vida y en la de los más pobres. ¡Todavía hay tiempo!

¡Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo!

Fuente: https://ssvpbrasil.org.br/