“Cuando den limosna… cuando oren… cuando ayunen”
I2 Re 2, 1.6-14; Sal 30; Mt 6, 1-6.16-18.
Jesús nos habla de tres prácticas cristianas fundamentales en el camino hacia la santidad:
La oración. Jesús nos enseñó la importancia de orar para mantener la comunión con Dios. Él mismo nos dio ejemplo y nos compartió un modelo para orar que está contenido en el Padrenuestro. En la oración Dios nos revela su voluntad. Jesús tenía como disciplina diaria la oración. Era parte de su estilo de vida.
La limosna. Es la llamada a compartirnos. La señal de que tu corazón se ha convertido es cuando la conversión llega a tus bolsillos, cuando toca tu propio interés: allí es donde se ve si uno es generoso con los demás, si uno ayuda a los más débiles, a los más pobres: cuando la conversión llega allí, seguro que es una verdadera conversión. (Papa Francisco)
El ayuno. El ayuno es la capacidad de sacrificarnos por amor a los demás; cargar la cruz de cada día. Es la capacidad de renuncia a los propios intereses, al propio egoísmo. El sacrificio, en cualquier esfera de la vida, es un gran valor.
¿Cómo practico estos valores cristianos?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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