«Envía Señor tu Espíritu a renovar La tierra«
Hech 2, 1-11; Sal 103; 1 Cor 12, 3-7. 12-13; Jn 20, 19-23.
Hoy celebramos la fiesta de la venida del Espíritu Santo. Los discípulos estuvieron abiertos para recibir la fuerza que les hizo salir de sus miedos y cobardías y lanzarse con valentía al mundo, anunciando la presencia viva del Señor resucitado.
Nuestra Iglesia católica necesita de hombres y mujeres que se dejen conducir solo por la fuerza del Espíritu; creyentes que se dejen conducir por el Espíritu Santo, como lo hizo el mismo Jesús; personas que amen con ternura y compasión a sus hermanos y hermanas, especialmente a los excluidos y a los pobres; cristianos dispuestos a servir y comprometerse en la tarea de construir un mundo más justo y más humano; cristianos apasionados y creativos en la búsqueda de nuevas formas de servicio a los pobres.
En medio de una sociedad materialista y superficial que descalifica y destruye los valores de la persona, de la familia y la sociedad, tú y yo estamos llamados a manifestar los frutos del Espíritu: Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, modestia… Y si vivimos por el Espíritu, sigamos al Espíritu (Gal 5, 22-23.25).
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Benjamín Romo Martín C.M.
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