¿Acaso no ardía nuestro corazón?
mientras nos explicaba las escrituras…

Emaús a setenta estadios de Jerusalén,
aldea de los que acogen al atardecer,
camino de dudas y esperanzas, hogares abiertos,
mesa de diálogo y corazones ardientes,
pan que se parte y comparte a los pobres,
lumbrera que ilumina la noche,
brazas encendidas que calientan del frío,
casa abierta que hospeda al Resucitado.

¿Acaso no ardía nuestro corazón?
mientras nos explicaba las escrituras…

Varón de dolores, acostumbrado al sufrimiento,
así le vimos, en la vía dolorosa,
así le vimos, despojado de sus vestiduras,
así le vimos, morir en la cruz,
desgarrado de manos, pies y costado,
coronado de espinas y rostro partido,
ahoyado por el filo de los cardenales y clavos,
sepultado sobre loza y cubierto por la roca.

¿Acaso no ardía nuestro corazón?
mientras nos explicaba las escrituras…

Ahora estás radiante y las llagas gloriosas,
no te puedo ver, entender y reconocer,
caminas a mi lado, pero ciego estoy de pena,
es el dolor, la pérdida, la frustración,
esperábamos tan poco y fue alta tu misión,
nuestras mentes y conceptos son tan estrechos,
nos quedamos en el barniz y la superficie de todo
y tú eres corazón, profundidad y transparencia.

¿Acaso no ardía nuestro corazón?
mientras nos explicaba las escrituras…

Quédate con nosotros y bendice nuestra mesa,
eres compañero de camino y guía de la fe cierta,
eres anfitrión, mayordomo y digno comensal,
eres servidor, amigo, hermano, maestro y Señor,
eres centro, motivo y meta de nuestra fiesta,
partes, compartes y repartes con amor el pan,
ahora te reconozco, pero visible, ya no estás
te has ido para entrar en comunión y comunidad.

¿Acaso no ardía nuestro corazón?
mientras partía el pan…

Ahora volvemos a la comunidad de discípulos,
haremos el camino de retorno y reencuentro,
estás con nosotros, lejos de tu proyecto, el aislamiento,
nos llamas a formar familia, fraternidad y encuentro,
allí comeremos todas y todos juntos: el pan y el pez,
encontraremos la unidad y la fuerza de una vez,
para dar testimonio de la vida resucitada.

Camino de Jerusalén a Emaús
Quédate siempre con nosotros…

Sor Floridalia Noguera.
Hija de la Caridad, Guatemala.

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