“Clama el pobre y el Señor lo escucha. Aleluya”
Hech 5, 27-33; Sal 33; Jn 3, 31-36.
El evangelio de Juan nos quiere enseñar de modo especial que Jesús es el Hijo de Dios, que ha venido al mundo para revelarnos la vida de Dios y hacernos parte de ella.
Partiendo del evangelio de hoy nos sentimos invitados a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser personas que solo hablan y viven de las cosas mundanas, para hablar y movernos como “habla el que viene de arriba” Jesús.
En este pasaje vemos una vez más que en la radicalidad del evangelio que Jesús nos ofrece, no hay cabida para la mediocridad, o los términos medios. Es necesario que en todo momento y circunstancia de la vida nos esforcemos por movernos desde los criterios y pensamientos y sentimientos de Dios revelados y actuados por su Hijo Jesucristo. Aspirando siempre a mirar a las personas y acontecimientos con su misma mirada.
Si actuamos con él “que viene de arriba” descubriremos las innumerables realidades positivas que continuamente pasan a nuestro alrededor, porque el amor de Dios para con nosotros es acción continua. Si venimos de lo alto (de Dios) y vamos a lo alto (hacia Dios) amaremos a todo el mundo sin excepción tratando de imitar a Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alicia Margarita Cortés C. HC
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