“Nunca hombre alguno ha hablado como éste”
Jer 11, 18-20; Sal 7; Jn 7 40-53.
El justo va por caminos diferentes. Jesús es el camino y el verdaderamente justo. La división de opiniones acerca de Jesús aumentaba en los sacerdotes y fariseos; aunque algunos querían detener a Jesús no se atrevían. ¿Será el Profeta? ¿Será el Mesías? Mientras la opinión de los expertos en la Ley y la tradición oscilaba, los guardias se dejaron sorprender por las palabras de Jesús; algunos entre el pueblo se inquietaban por ese paisano que los invitaba, los llamaba para saciar la sed de esperanza, para ayudarles a creer.
Los guardias fueron enviados para detener a Jesús y se convirtieron en mensajeros para sus jefes, en testigos. Querían detener a Jesús cuando urgía seguirlo. Querían callar a Jesús cuando necesitaban escucharlo. Querían controlar a Jesús cuando la falta de libertad los carcomía.
En los grupos y comunidades cristianas nos sucede a veces como a los jefes de los sacerdotes y fariseos: la costumbre que se hace ley deshidrata, poco a poco, las fuentes de la alegría, la creatividad y el entusiasmo misioneros. Hablemos de Jesús en la familia, en el grupo, en la comunidad: Digámosles cuál es nuestra experiencia, cómo lo conocimos, por qué lo seguimos, qué nos ha dicho.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Alicia Margarita Cortés C. HC
0 comentarios