“Con la medida que midan, serán medidos”
Dn 9, 4-10; Sal 78; Lc 6, 36-38.
“Sean compasivos como es compasivo el Padre de ustedes”, comienza diciendo el evangelio de hoy, agregando: “no juzguen, no condenen, perdonen, den… y entonces recibirán una medida rebosante”. ¡Qué promesa más generosa! ¡Y desafiante! Si eres mezquino en lo que ofreces a los demás (tiempo, cuidado, escucha, comprensión…), terminarás quedándote vacío, hueco, seco y solo. En cambio, si usas una medida generosa, abundante en tu cariño, respeto, ayuda… a tus hermanos, verás que, entre más ofreces, más pleno te sientes.
Es la medida de Jesús: dar sin ≠medida. Cuando Pedro, queriendo ser muy generoso, le pregunta si debe perdonar hasta siete veces, Jesús le responde que es muy poco, que deben ser “setenta veces siete”. El mismo evangelio nos dice que, cuando llegó el momento, Jesús, “habiendo amado a los suyos… los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1). Esa es la medida de Jesús: llegar hasta el extremo, darlo todo hasta sus últimas consecuencias.
La medida del amor es amar sin medida (San Agustín). ¿Cuál es la medida de tu amor?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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