“Al despertar, vieron su gloria“
Gn 15, 5-12. 17-18; Sal 26; Fil 3, 17-4, 1; Lc 9, 28-36.
Escuchamos hoy el relato de la Transfiguración. Jesús acaba de anunciar a los apóstoles su próxima pasión, muerte y resurrección, lo cual los desconcierta. Pero, en seguida, les revela la verdad de su ser, dándoles elementos para que, cuando llegue la cruz, puedan discernir su significado.
Jesús lleva a algunos de sus apóstoles a una especie de “retiro” en lo alto de la montaña, donde tendrán una experiencia del ser más profundo del maestro. Quiere limpiarles los ojos y el corazón para que se abran al significado del misterio de su muerte y resurrección. Moisés, Elías y la misma voz del Padre colaboran en esta experiencia.
Ahora nosotros, en camino hacia la celebración del misterio pascual, escuchamos el mismo relato, que es toda una invitación en este tiempo a estar preparados para una vivencia intensa de la pasión, muerte y resurrección de Jesús; a aligerar y simplificar nuestra ocupada vida para centrarnos en las cosas que realmente importan; a renovar nuestra vida y alimentar nuestra esperanza. En fin, la Cuaresma debería conducirnos a tal intensidad espiritual, que el Triduo de la Semana Santa llegue a tocar el misterio de nuestra propia existencia. Despertar, abrir los ojos, para ver la gloria del Señor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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