“No matarás…”
Ez 18, 21-28; Sal 129; Mt 5, 20-26.
Estamos en el Sermón de la Montaña y Jesús comienza a repasar los Mandamientos de la antigua ley, y a dar su versión “actualizada”, “cristianizada”, “perfeccionada”. Y llega muy lejos. Frente al “no matar” del Antiguo Testamento, nos propone: tampoco enojarse con el prójimo, no ofenderlo de ninguna manera, no despreciarlo por ninguna causa, no pleitear, buscar siempre el acuerdo y la reconciliación. En definitiva, lo que pide Jesús es crear fraternidad y comunión con todos. Pide que la comprensión y el perdón sean nuestro estandarte en las relaciones con los demás, que la delicadeza y la ternura sean las actitudes que nos acerquen a los hermanos.
En resumen, Jesús nos pide llevar los antiguos mandamientos al único mandamiento que resume “toda la Ley y los Profetas”: el mandamiento del amor. Que no es un mero mandamiento sino el fundamento de la vida del cristiano, el resumen del Evangelio, porque fue el motor de todo lo que realizó Jesucristo.
¿Qué es lo que te mueve en la vida? ¿Cuál es tu estandarte y tu motor?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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