“¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer?”
Lv 19, 1-2. 11-18; Sal 18; Mt 25, 31-46.
La Cuaresma también es un tiempo para descubrir lo esencial en nuestra vida, distinguiéndolo de lo accesorio, de lo secundario y también de lo que estorba. Por eso el desierto nos da la idea de la atmósfera propicia para vivir la cuaresma: sin ruidos, sin aglomeraciones, solo el encuentro personal con el Señor, cara a cara, para descubrirnos vulnerables, frágiles, necesitados de todo.
El evangelio de hoy nos invita a ello, a caminar hacia lo esencial en nuestra vida. Aparece el Señor, al final de los tiempos, evaluando la vida de sus discípulos. El criterio que va a definir si fue una vida valiosa, fecunda y con sentido, es uno:
¿Amaste a tus hermanos, los más pequeños?
¿Compartiste la suerte de los pobres y rechazados?
¿Saliste al encuentro de los que necesitaban tu cercanía y solidaridad?
Este texto lo resume magistralmente San Juan de la Cruz: “Al atardecer de la vida seremos examinados en el amor”.
¿Nos estamos preparando para el “examen final”? Cuaresma: tiempo para caminar hacia lo esencial.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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