“Fue a Nazaret, donde se había criado”
Neh 8, 2-10; Sal 18; 1 Cor 12, 12-30; Lc 1, 1-4. 4, 14-21.
El Evangelio de hoy nos presenta una escena de gran importancia para conocer a Jesús y entender bien su misión. Según el relato, en esta aldea llamada Nazaret, casi desconocida por todos, va a hacer Jesús su presentación como Profeta de Dios y va a exponer su programa. Después de leer el texto del profeta Isaías (“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha enviado a dar la Buena Noticia a los pobres…”) pronuncia la “homilía” más breve y más densa de toda la historia de la humanidad. Todo se reduce a una sola frase: “Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír”. La gente “tenía los ojos clavados en Él”, la atención de todos pasa del texto leído a la persona de Jesús.
Tres cosas dice Jesús de sí mismo, siguiendo el texto de Isaías: en primer lugar, se declara profeta de Dios, movido por el Espíritu de Dios con un mensaje
para comunicar a la humanidad. Dice de sí, también, que es Buena Noticia para los pobres. Y así lo demostró en la práctica durante toda su vida. Y, en tercer lugar, Jesús vive dedicado a liberar de toda clase de males y de esclavitudes, sufrimientos, opresiones y desesperanzas. En su vida pública ratificará todo lo que aquí ha declarado en una sola frase.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Francisco Javier Álvarez Munguía C.M.
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