“Fue llamando a los que él quiso y se fueron con él”
1 Sam 24, 3-21; Sal 56; Mc 3, 13-19.
Los acontecimientos importantes que nos relata la Sagrada Escritura, tienen casi siempre algún tipo de relación con una montaña. En el pasaje evangélico, Jesús sube a la montaña, como Moisés subió al Sinaí. En 24 ocasiones dicen los Evangelios que Jesús subió a la montaña, siempre para algún acontecimiento decisivo. En esta ocasión, para la elección de los Doce.
¿Para qué llamó Jesús a los Doce? Para “estar con Él” (compartir su experiencia de Dios y llevar una vida común) y para “enviarlos a predicar y a expulsar demonios”. Es decir, comunicar lo que enseñaba Jesús y hacerlo como lo hacía Jesús, con la sencillez y la libertad con que siempre habló Jesús. En cuanto a expulsar demonios, se trataba de curar enfermos, ya que algunas enfermedades se atribuían a los malos espíritus.
Los Doce que escogió Jesús eran muy distintos. Por ejemplo, Mateo había sido publicano, es decir, un colaborador con el régimen, Simón Cananeo podía pertenecer a un grupo revolucionario, Judas Iscariote perteneció a los “sicarios”, la banda armada de los subversivos contra el poder romano. Jesús busca hombres serios y entregados, sin importarle las ideas y la opción política de cada uno.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Francisco Javier Álvarez Munguía C.M.
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