“Demos gracias a Dios, al son del arpa”

Cant 2, 8-14; Sal 32; Lc 1, 39-45.

El evangelio nos presenta la visita de la Santísima Virgen María a su prima santa Isabel. ¡Qué encuentro tan hermoso y lleno de vida entre estas dos mujeres! Ambas sencillas y llenas de gozo por esa inesperada maternidad.

María, en espera de su propio Hijo, visita presurosa a Isabel para ofrecerle su ayuda; se pone en camino, sale al encuentro, llena de alegría y con prontitud, de quien la necesita.

Le dice su prima “dichosa tú que has creído”. Ella es feliz por haber creído y por llevar al Verbo en su vientre, aquél que es la fuente de toda felicidad.

Como María seamos portadores de esa alegría, de ese gozo que no se acaba, porque lo necesitamos en medio de esta pandemia que nos agobia y que muchas veces nos quita la paz.

Los mexicanos somos muy marianos y tenemos un amor muy grande a nuestra madre del cielo. Que ese cariño que le tenemos nos ayude a salir de nuestro egoísmo, de nuestras vidas a veces tan acomodadas y superficiales, y que podamos tener encuentros más vivos con los más necesitados.

Que la espera de esta Navidad inunde de gozo nuestros corazones al saber que ya viene nuestro Salvador.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México