“Ven, Señor, rey de justicia y de paz”
Gn 49, 1-2. 8-10; Sal 71; Mt 1, 1-1.7
Mateo empieza su evangelio con el árbol genealógico de Jesús que leemos el día de hoy. Esta lista tiene en primer lugar una intención inmediata: demostrar que Jesús pertenecía a la casa de David. El Mesías esperado, el Hijo de Dios, la Palabra eterna del Padre, se ha encarnado plenamente en nuestra humanidad. En segundo lugar, si prestamos atención, descubriremos que los nombres de esta genealogía no son precisamente una letanía de santos. En ella están presentes personas famosas, otras desconocidas, algunas de vidas justas y otras de vidas nada ejemplares. Si antes de Cristo así era la lista, después de Él no es mucho mejor: Jesús eligió a Pedro y Pablo, Pablo eligió a Timoteo… y nuestros padres nos transmitieron la fe a nosotros, que somos frágiles.
También la Navidad de este año la celebraremos tú y yo, personas débiles. La Iglesia nos puede parecer pecadora y la sociedad corrompida, pero Dios quiere concedernos a todos su gracia.
Jesús no renegó de su árbol genealógico, aunque en éste se encontraran personas de fama deshonrosa. Amémonos los unos a los otros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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