“¡Oh cielos destilad desde lo alto al Justo!”
Is 45, 6-25; Sal 84; Lc 7, 19-23.
El evangelio de Lucas nos presenta a dos discípulos preguntándole al Bautista: ¿eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro? El relato guarda un silencio ante la pregunta hecha y, antes de dar una respuesta, muestra a Jesús curando a los enfermos, a los ciegos y a cuantos se acercan a Él. En nuestra vida de fe, no siempre encontramos las respuestas que queremos, en el momento que queremos y de la forma en que las queremos. Sin embargo, al mirar en retrospectiva, podemos observar con certeza los momentos en que Dios nos ha respondido.
Dios actúa siempre en nosotros, solo basta
que podamos descubrirlo en todo momento: en la salud y en la enfermedad, en la alegría y en la tristeza. Recordemos también que el único que nos puede salvar, que puede saciar nuestra búsqueda incesante es Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Él es el creador de la luz y las tinieblas, de la paz y de las tribulaciones. No pongamos nuestra esperanza en bienes o busquemos respuestas en los falsos profetas del mundo, sino que con nuestras vidas invitemos a otros a convencerse de la llegada del Mesías.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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