“Levántate y v uelve a tu casa”
Is 35, 1-10; Sal 84; Lc 5, 17-26.
Entrar en contacto existencial con Jesús hace nueva toda la vida y destruye toda experiencia deshumanizadora. Jesús ofrece la vida que se hace nueva e innovadora.
Quien encuentra a Jesús encuentra al libertador que hace posible acabar con cualquier cadena que nos tenga atados. Jesús perdona los pecados desatando los nudos que nos convierten en paralíticos, que nos dejan inmóviles.
La fe en Jesús devuelve al ser humano la libertad y le permite recobrar su dignidad perdida.
El hombre tullido que fue llevado delante de Jesús en el evangelio de hoy, al entrar en contacto con Él queda constituido en hombre libre. Frente a la realidad de vida que provoca Jesús, no queda más camino –para los dirigentes religiosos y para todos– que sorprenderse y admirar la liberación que es capaz de realizar en favor de este pobre hombre postrado y de tantos más.
Oremos para que la experiencia de encuentro con Jesús genere, en cada uno de nosotros, una libertad y una vida abundante, necesaria para poder hacer que otras personas experimenten el amor de Dios frente a tantos mensajes de muerte que vemos diariamente a nuestro alrededor.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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