“Escóndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas”
2 Mac 7, 1. 20-31; Sal 16; Lc 19, 11-28.
En continuidad con las lecturas anteriores, hoy escuchamos a Jesús que viene de camino, enseñando con parábolas, y haciendo milagros en favor de los despreciados por la sociedad de su tiempo. Entra a la ciudad de Jericó y la gente le sigue. La muchedumbre a su alrededor tiene distintas intenciones, intereses y ambiciones. Con seguridad se puede decir que le alaban con su boca, pero su corazón está lejos de Jesús. Por ello, ante tanta incredulidad, la dureza de las parábolas que escuchamos hoy.
Hay desconcierto en la gente al ver actuar a Jesús; su forma de proceder es diferente a todo lo conocido. Se acerca a todo tipo de personas y busca aliviar el corazón de aquellos que quieren recibirle. Mientras que la gente con malas intenciones sólo sabe emitir juicios de desprecio y se opone al actuar de Dios en Jesús.
Hoy se te invita a dejarte amar por Jesús, que te mira y te dice: si quieres, prepárate para recibirme en tu casa, en tu corazón, en tu vida. Hoy y siempre que tú quieras estaré contigo.
¿Cómo sucederá esto? Escuchando y cumpliendo sus enseñanzas, practicándolas con el ejemplo, haciendo uso de los dones y habilidades que Dios nos ha concedido para hacer el bien y evitar el mal. Se nos invita a ser constructores del Reino de Dios, a trabajar por ese reino de justicia, de paz, de misericordia. De este modo amaremos a Dios con todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos..
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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