Hermana Lebia, ¿dónde y cómo nació su Congregación?

Nuestra Congregación fue fundada el 5 de diciembre de 1811 por el padre Jacobus Guilielmus Benedictus De Beir, párroco de Lendelede, Diócesis de Brujas, Flandes Occidental en Bélgica. Se inició con un grupo de tres chicas que se ocupaban de la escuela para niños pobres. Más tarde, en 1827, un segundo grupo se ocupó de los enfermos y los ancianos y en 1838 un tercer grupo que se dedicó a los enfermos en sus propias casas. En 1856, estos tres grupos se unieron bajo el nombre de «Hermanas de San Vicente de Paúl de Lendelede».

¿Cuál es el carisma y la misión a la que están llamadas hoy?

Hoy seguimos llamados al mismo carisma y misión de las Hermanas de San Vicente de Paúl de Lendelede, pero con las realidades de la sociedad actual. Estamos llamadas a comprometernos plenamente como Hermanas de San Vicente de Paúl enviadas a servir a los pobres de toda condición. Comprometernos con un corazón lleno de amor y compasión con todo aquel que necesite un oído atento, acogida, una palabra de esperanza, una mirada acogedora, calor humano, compañía, cobijo; todo aquel que tenga hambre y sed, esté enfermo, sea un forastero, un anciano, etc.

¿Qué significa ser misionera en una pequeña ciudad de Bélgica? ¿Cuál es la especificidad de su misión?

Ser misionera en una pequeña ciudad de Bélgica significa estar presente donde la disponibilidad de religiosos es escasa. Llevar la alegría del Evangelio. Mostrar que es posible consagrarse a Dios hoy, que la alegría de ser consagrado permanece. Estamos llamadas a ser servidoras de Jesús para estar al servicio de los demás, especialmente de los más pequeños y de los necesitados.

Covid-19: ¿Cuáles fueron las necesidades y dificultades que encontraron?

Por esta pandemia de Covid-19 hemos experimentado una gran falta de celebraciones eucarísticas, de encuentros espirituales, una cierta soledad debido al encierro, así como el miedo a ser contaminado, el miedo a la muerte y las pérdidas humanas, incertidumbre sobre el futuro, inseguridad moral, espiritual, psicológica y económica…

En 2020 usted participó en el primer encuentro internacional de más de 160 ramas de la Familia Vicentina en Roma: ¿qué impresión guarda del encuentro? ¿Cuál es el reto para el futuro?

a) Los momentos que más me impresionaron en el 1er encuentro internacional de la Familia Vicentina en Roma en 2020 fueron los momentos de testimonios e intercambios en presentaciones y en grupos, el encuentro con el papa Francisco, el momento de recibir las Reliquias de San Vicente de Paúl.

b) El reto para el futuro es ser capaces, como Familia Vicenciana, de estar en profunda comunión para poner en común nuestras fuerzas para

• Difundir la alegría del Evangelio por todo el mundo;
• Vivir una prudencia audaz;
• Vivir una colaboración sólida e inventiva;
• Vivir una comunicación de gran alcance.

En pocas palabras, así es como podemos servir juntos como Familia Vicencian a Cristo, servidor de los pobres, en la sociedad actual.

Elena Grazini