“Recordemos los prodigios del Señor”
Sab 18, 14-16; 19, 6-9; Sal 104; Lc 18, 1-8.
El evangelista San Lucas presenta la parábola del juez y la viuda a una comunidad que necesitaba aprender a orar y a confiar en Dios. Lucas necesitaba indicarle a la naciente comunidad cristiana cómo vivir el camino de Jesús, era necesario indicarle la importancia de conducirse por la vida amando y respetando a su prójimo, sin prejuicios sociales.
Por ello recuerda, de manera implícita, la regla de oro: “trata a los demás como quieras que te traten a ti”. De este modo se distinguirán los que son de Dios de los que no lo son, porque los que no creen y no escuchan a Dios, no procuran hacer la justicia y el bien al prójimo, sino que buscan su propia comodidad, creando una vida de confort y placer, insensibles al dolor y necesidades de otros que no tienen lo necesario para vivir dignamente.
Así, cuando importunes a alguien con alguna petición, hazlo con caridad y buenamente. De igual manera, cuando te dirijas a Dios en tu oración sé insistente, pero de buena manera, con sencillez de corazón, con amor y piedad. Pide siempre por favor, y da siempre las gracias, como todo hijo agradecido por los favores recibidos.
Con la confianza de saber que si los hombres, siendo quienes son, saben dar ayuda a su prójimo, con mayor razón el Dios que te creó sabrá brindarte su amor providente.
¡Que tengas un día lleno de bendiciones!
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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