En el diario visitar las casas de las personas necesitadas los miembros de las conferencias se encuentran con muchas personas que tienen una factura de la Cía. de Electricidad por $300 y hasta mas y como comprenderán les preguntamos pero; ¿Cómo es posible? Usted no tiene aire acondicionado central, unas cuantas luces apenas y ha gastado tanto como una casa grande y con muchos artefactos eléctricos. ¿Usted llamo a quejarse a la compañía? Si lo hice y mandaron a un especialista según ellos y la respuesta fue: “Lo lamentamos pero ese es el pago que debe hacer o le cortamos la luz”.
Lo mismo sucede con el agua, las compañías de cable, las compras al por menor en las grandes tiendas etc., sin mencionar cuando un empleado es indeseado por la gerencia es botado a la calle, no importa la cantidad de años que haya servido, o cuando por cualquier incidente económico, dejamos de pagar la renta nos botan a la calle sin valorar los años que hemos vivido en la instancia.
Tenemos informes que esto también sucede en nuestros países del tercer mundo, allí es peor, estas compañías tienen la protección del gobierno y abusan más de nuestra clase pobre, porque no tienen quien los defienda, no pueden pagar a un abogado y caen en manos de cualquier tinterillo los cuales se aprovechan de ellos y les roban por funciones que nunca hacen.
Otro de los casos más comunes es a la hora de comprar un carro, el vendedor les hace creer que él los está defendiendo aunque es obvio, el es un empleado que trabaja para el que vende el carro, por lo tanto la mayor parte de las veces les entregan un contrato grandísimo en ingles y no lo entiende nadie las letricas chiquitas y cuando viene el problema el único que sale perjudicado es el comprador o sea nuestro pobre.
Yo considero y les propongo a las Confraternidades de Abogados recién creada que pueden reunirse los abogados de diferentes países y crear un grupo de ayuda ya sea por pro-bono o haciendo valer sus deseos de ayudar al que nada tiene, cuando ese departamento sea una realidad enviar una comunicación a las diferentes ramas vicentinas y en especial a la Sociedad de San Vicente de Paul, porque nosotros visitamos en las casas y vemos la realidad del caso.
Ya es hora que como católicos defendamos los derechos de los marginados siguiendo las huellas de nuestro Jesús.
Por Víctor Martell
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