“El Señor es siempre fiel a su palabra”
1 Re 17, 10-16; Sal 145; Hb 9, 24-28; Mc 12, 38-44.
Leyendo el evangelio del día de hoy, recuerdo a muchas de nuestras comunidades en zonas indígenas donde muchas personas ofrecen a los misioneros aquello que tienen para vivir: desde su cama y su alimento hasta medicinas y cariño. Ellos ofrecen lo que tienen, aquello con lo que Dios les bendice y lo hacen con mucho amor y sabiendo que los misioneros que llegan van en nombre de Dios.
Cuidémonos de ser como aquellos que piensan que estudiar mucho nos garantiza la sabiduría, seamos cristianos llenos de bondad y que nuestro corazón no se corrompa con las maravillas que nos muestra el conocimiento o todos los dones que hemos recibido.
Aquello que somos y tenemos debe servirnos para ponerlo al servicio de los demás; recordemos que aquel que mucho recibe tiene mayor responsabilidad de ser guía para la construcción del Reino de Dios. Demos al Señor, como ofrenda agradable, los frutos de aquello que se nos ha confiado y valoremos el esfuerzo de quienes, con pocas posibilidades, hacen un gran esfuerzo por llegar a Dios y con su testimonio nos acercan a Él.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Seminaristas del Seminario Vicentino de Tlalpan, Ciudad de México
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