“Salía de él una fuerza que los curaba a todos”
Ef 2, 19-22; Sal 18; Lc 6, 12-19.
Después de dialogar con su Padre Dios, Jesús elige entre sus discípulos a doce para ser sus apóstoles. Van a ser los que, a partir de ahora, le van a acompañar en todos los momentos, a los que va a instruir con paciencia, a los que va a revelar los secretos que ha conocido de su Padre para que, después de su muerte, puedan proclamar la buena nueva.
A los doce los llama apóstoles y se convierten en testigos de lo vivido y aprendido del Maestro y por eso son enviados a predicar el Evangelio. Los doce son llamados personalmente por Jesús, uno a uno, por su nombre.
El evangelio nos puede hacer recordar también la llamada que un día nos hizo Jesús por nuestro propio nombre. Cada uno somos únicos e irrepetibles a sus ojos, cada uno tenemos una misión desde nuestro bautismo, la de anunciar el evangelio y ser testigos del amor de Dios.
Pidamos a Dios que seamos capaces de pasar haciendo el bien y ayudando a cuantos nos necesiten, justamente como lo hizo Jesús.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Guillermina Vergara Macip, AIC México
0 comentarios