¿Y si ese día fuera hoy?
Rom 8, 1-11; Sal 23; Lc 13, 1-9.
Los judíos creían que cualquier mal que sufriera una persona era un castigo de Dios, a causa de su pecado. Jesús rechaza esta noción simplista y, en cambio, enfatiza el arrepentimiento, que significa una vuelta hacia Dios y hacia nuestro prójimo.
La amistad o enemistad con Dios nada tiene que ver con los sufrimientos o las enfermedades.
¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados terroristas padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no. Dios no es un juez o un legislador insensible que castiga o hace sufrir a quienes pecan.
La parábola de la higuera ofrece un rayo de esperanza: el jardinero hará todo lo posible para que la higuera produzca frutos. El cultivo y la fertilización de una higuera es el símbolo de la misericordia de Dios. Él es paciente y amante y ha plantado las semillas del cambio dentro de nuestro corazón. Pero llegará un día que será nuestro último día en la tierra, a partir de ese día ya no tendremos otra oportunidad para mejorar la calidad y cantidad de nuestros frutos.
¿Y si ese día fuera hoy?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Guillermina Vergara Macip, AIC México
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