¿Quién es mi prójimo?
Jon 1, 1-2. 11; Jon 2; Lc 10, 25-37.
El evangelio de hoy cuenta la parábola del Buen Samaritano y dice que, cuando el samaritano vio a ese hombre herido,“sintió compasión, se acercó, le vendó las heridas poniendo sobre ellas un poco de aceite y de vino; luego lo cargó sobre su cabalgadura, lo llevó a un albergue y pagó el hospedaje por él”. En definitiva, se hizo cargo de él. Este es el ejemplo de amor al prójimo que Jesús nos propone.
Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los queremos de la misma manera y, por lo tanto, no estamos dispuestos a tratarlos de la misma manera. Por ello, la meta es llegar a amar a todos por igual, sin ninguna distinción y sin preferencias. Jesús nos ha dado el ejemplo: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”, y Jesús no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.
Hoy celebramos a San Francisco de Asís quien guiado por el amor a Dios hizo de la caridad, la pobreza y la alegría su estilo de vida. Predicó con su ejemplo y decía a sus compañeros: “Prediquen el evangelio en todo momento y, cuando sea necesario, incluso también con palabras”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Guillermina Vergara Macip, AIC México
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