“Nadie enciende un candil y lo tapa”
Esd 1, 1-6; Sal 125; Lc 8, 16-18.
En torno a Jesús se respira incomprensión, se percibe oscuridad y falta de fe. Sin embargo, él mismo asegura que la luz nos iluminará y todo lo que estaba oculto se dará a conocer. En el fondo de nuestra reflexión del evangelio de hoy debe caber la invitación a no encerrarnos en nosotros mismos, sino a ejercer un servicio a la humanidad dando a conocer el mensaje del Evangelio, que es “buena noticia” para todos. Hemos de acercarnos más al conocimiento de los misterios del Reino y adherirnos a ellos desde la fe, misma que nos toca difundir por todas partes.
Jesús nos hace una advertencia que parece un poco ilógica: “Al que tiene se le dará; al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener”. En cuanto a la Palabra de Dios, el que la escucha con interés crecerá en su comprensión y madurará cristianamente. Por el contrario, el que escucha superficialmente y sin interés, perderá incluso lo poco que había comprendido. Definitivamente, una respuesta generosa y perseverante a la Palabra de Dios nos dará un mayor compromiso en el saberla comunicar como luz para los demás, pues nadie enciende un candil y lo tapa, evitando que cumpla con su función.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: César Lara Rincón C.M
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