“Sean compasivos como su Padre es compasivo”
Col 3, 12-17; Sal 150; Lc 6, 27-38.
En el Evangelio de hoy vemos a Jesús aplicar su principio del amor sin fronteras y sin medida que han de mantener sus discípulos, incluso para con los enemigos, entre otras situaciones.
Un enemigo es el que busca hacernos la vida complicada, pretende nuestro mal y lo hará, si le es posible. La propuesta de Jesús resulta confrontante: “Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen, oren por los que los injurian”. Hemos de evitar, a toda costa, pagar mal con mal, pues multiplicaríamos ese mal. La única manera de vencer el mal será amando, “siendo compasivos como nuestro Padre celestial es compasivo”.
A pesar de lo adverso que puedan ser las circunstancias, Jesús nos pide que prevalezca en nosotros el amor, sabiendo que, si dejamos que nuestro corazón se inunde de odio, rencor, venganza y desamor, no podremos ser felices.
Pidamos a Dios que nuestro corazón cada día se parezca más y más al de Él, que no sabe más que amar.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: César Lara Rincón C.M
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