“El Hijo del Hombre es señor del sábado”
Col 1, 21-23; Sal 53; Lc 6, 1-5.
Nuevamente aparece en escena el conflicto de los fariseos con Jesús en relación a su incumplimiento de la ley del sábado. Pocas cosas podían realizarse en sábado, con la idea de guardarse de faltar al Señor. La Ley judía reservaba el sábado como el día del descanso, día dedicado solo al Señor.
Dos son los argumentos que utiliza Jesús para ir más allá de la mera prohibición de hacer tal o cual cosa en sábado: 1) El sábado está para servir al hombre y no el hombre para servir al sábado. Esto mismo incide en comprender que ningún tipo de norma o ley puede ir en contra de hacer algo que favorezca a algún ser humano, sea dando la salud a los enfermos, sea comiendo de las espigas arrancadas en el campo; 2) “El Hijo del hombre es señor del sábado”. Este segundo argumento, que es el que ofrece Jesús en este episodio evangélico, nos invita a mantenernos fieles al seguimiento de Jesús y no al sábado como tal. En todo, seguir a Jesús, nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida, ha de ser nuestra consigna, nuestra posibilidad de crecer como personas y cada día humanizarnos más.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: César Lara Rincón C.M
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