“Condúcenos Señor por tu camino”
1 Tes 2, 9-13; Sal 138; Mt 23, 27-32.
El evangelio continúa la confrontación de Jesús con los fariseos. Ahora les reprende que, al no aceptar el mensaje que Jesús transmite con sus palabras, acciones y actitudes, se reconocen como hijos de los asesinos de los profetas y, en consecuencia, quieren también quitar a Jesús del camino, asesinándolo como a los demás profetas.
El problema no es hacer monumentos a los profetas, sino más bien no atender a sus mensajes, a su invitación al arrepentimiento, a la conversión, a la reconciliación consigo mismos, con los demás y con Dios. Por ello Jesús llama a los fariseos“sepulcros blanqueados”, ya que por fuera parecen anunciar luz, pero por dentro están llenos de oscuridad y sinsentido.
Nosotros corremos el mismo riesgo cuando llevamos una cruz al pecho, pero nuestra mente, corazón y actitudes no están llenas del estilo de vida de Jesucristo.
Señor, ayúdame a reconocer cada día que mis pensamientos, sentimientos, decisiones, acciones y actitudes, muchas veces no se parecen a las tuyas; pero que cuando logran reflejarte, quizás de manera discreta, es cuando la vida más me sabe. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.
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