“Amar a Dios… y amar al prójimo”
Rut 1, 1.3-8. 14-16. 22; Sal 145; Mt 22, 34-40.
El evangelio de hoy nos presenta cómo un fariseo plantea una pregunta fundamental a Jesús para ponerlo a prueba: ¿Cuál es el mandamiento más importante de la Ley?
San Agustín de Hipona, después de todo un proceso de conversión, llega a una hermosa y desafiante conclusión: “Ama y haz lo que quieras”. Porque quien ama, siempre buscará el bien suyo y el de los demás, ambos, siempre en conjunto. Por eso Jesús responde al fariseo y nos plantea a quienes queremos seguirlo, que el amor a Dios y al prójimo son el resumen y el más claro ejemplo de toda la Sagrada Escritura y que siempre van de la mano el uno con el otro; no puedo decir que amo a Dios, sin amar al prójimo, ni puedo amar al prójimo sin estar declarando mi amor a Dios. Esta experiencia es también la que descubrió San Vicente de Paúl un 20 de agosto de 1617 en un poblado de Francia, al fundar a un grupo de mujeres que llamará “Cofradía de la Caridad”, invitándolas a “darse a Dios para servir a los pobres enfermos” y pasar así del amor afectivo al amor efectivo.
Señor, concédeme el don de amarte con palabras, con acciones y con actitudes, en los cercanos y también en los que aún experimento ajenos. Amén.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.
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