“¿Quién podrá salvarse?”
Jue 6, 11-24; Sal 84; Mt 19, 23-30.
Dios es bueno todo el tiempo, y su bondad consiste en que siempre se está compartiendo con los demás, toma la iniciativa y está buscando que cada persona descubra la bondad que ha sido depositada en ella, la reconozca, la acreciente y la disponga para brindarla a los demás.
Brindarse uno mismo a los demás es precisamente lo que aquellos que se aferran a las riquezas materiales no consiguen comprender. No se trata de cuánto tienes, sino de cómo lo compartes, porque al compartir lo que eres, tu tiempo, tus expe- riencias, tus aprendizajes, tus relaciones humanas, te vas dando cuenta de lo que te ha ido haciendo crecer, de aquello que verdaderamente nutrió tu vida; y descubres que muchos otros han sostenido también tu vida, se han brindado a ti, consciente o inconscientemente. Entonces puedes reconocer que compartirse incluye, desde tus posibilidades, generar una comunidad de bienes para que todos puedan nutrir su vida y a nadie falte lo fundamental.
Señor, permite que reconozca todo el bien que me has hecho y que, con él, ayude a otros a crecer y salvarse, y nadie tenga que ser último. Amen.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Erick Fernando Martínez Benavides, CM.
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