La cizaña del campo
Éx 33, 7-11; 34, 5-9. 28; Sal 102; Mt 13, 36-43.
Seguramente, como a los discípulos en este pasaje, en más de una ocasión nos ha pasado que no logramos comprender y poner en práctica aquello a lo que la Palabra nos está llamando, a veces porque tenemos cerrada nuestra mente y nuestro corazón y otras veces porque, al sentirnos interpelados, preferimos no desmenuzar el contenido y nos quedamos solo con una lectura superficial.
Jesús nos está invitando a reconocernos como actores de sus relatos para identificarnos con alguno de los personajes, dándonos así la oportunidad de reflexionar sobre el mensaje central de cada texto, de manera que, cuando nos descubramos actuando de manera contraria al proyecto original que el Padre ha pensado para cada uno de nosotros, enderecemos el sendero y reencaminemos nuestros pasos hacia la vida plena que nos propone el Evangelio.
Hoy pidamos al Padre que nos ayude a escucharle no solo con los oídos, sino también con la mente y el corazón, dispuestos para acoger su palabra, hacerla vida en nuestro día a día, para poder ser semilla buena en medio de este campo de trigo y de cizaña en el que hoy habitamos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
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