Jesús la llamó por su nombre: María
Cant 3, 1-4; Sal 62; Jn 20, 1-2. 11-18.
María Magdalena, la mujer que tantas veces había estado al lado de Jesús, que lo conocía por lo que habían compartido en el camino, no lo reconoció cuando lo vio fuera del sepulcro. Fue hasta el momento en que el Señor la llamó por su nombre cuando se dio cuenta de su presencia resucitada. Y escuchar su nombre en la voz del Señor la invita a reencontrarse con la vida; ella iba en busca de un ser inerte y encuentra a un Jesús vivo.
María Magdalena es la primera convocada para ir a anunciar la resurrección: “Anda, vete y diles a mis hermanos que voy a mi Padre…”.
En nuestro día a día, muchas veces también nosotros nos hemos sentido tristes, confundidos, perdidos… Si el Señor nos dijera, como a María: “Tú (Lía, Patricio, Zoé), ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?” ¿Cuál sería nuestra respuesta? ¿Sabríamos responder a quién estamos buscando, o solo tratamos de llenar vacíos con superficialidades?
Todos los días estamos invitados a reencontrarnos con Cristo en cada uno de los hermanos, compañeros de camino.
Ayúdanos, Señor, a reconocerte vivo en el prójimo para poder anunciar, con acciones y actitudes, que Tú sigues presente en medio de nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
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