“Misericordia quiero y no sacrificios”
Ex 11, 10-12, 14; Sal 115; Mt 12, l-8.
Hoy celebramos a Santa María del Monte Carmelo, mejor conocida como Nuestra Señora del Carmen, patrona de la Orden Carmelita cuya espiritualidad es vivir una relación de amistad profunda con Dios a través de la contemplación. Dicha espiritualidad lleva a las y los Carmelitas a vivir la oración como discernimiento, la fraternidad como amor al prójimo y el servicio como entrega de la vida misma.
El encuentro con María es un puente que nos conduce al encuentro con el Señor. La imagen de la Virgen del Carmen con el niño Jesús en sus brazos, nos invita a mirarlo a él, a escucharlo, seguirlo e imitarlo solo a él.
Haberme encontrado con esta advocación fue un regalo inesperado que me llevó a tener un primer encuentro con una comunidad religiosa, abriéndome la puerta para conocer otro rostro de la dimensión sacerdotal y permitiéndome vivir desde otra perspectiva mi experiencia de pertenecer a una comunidad eclesial.
Pidamos al Padre nos conceda aprender a escucharle como lo hizo María para que, dispuestos con la mente y el corazón, podamos también responderle como ella: “hágase en mí, según tu Palabra”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
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