“El Espíritu de su Padre hablará por ustedes”

Gén 46, 1-7. 28-30; Sal 36; Mt 10, 16-23.

Cuando Jesús convoca a sus discípulos para la misión y los envía, les hace ver que no será una tarea fácil. Sin embargo, les invita a que, a pesar de los obstáculos que van a encontrar en el camino, perseveren hasta el final para, entonces, salvarse.

Les recomienda ser astutos como serpientes (actuar con inteligencia, discernimiento, prudencia, pa- ciencia) y sencillos como palomas (simples, inofensivos, humildes).

Los anima también a tener confianza plena en el Espíritu Santo, para que sea él quien hable por ellos.

Estas mismas recomendaciones las podemos hoy tomar para nosotros cuando aceptamos participar en algún grupo o proyecto pastoral. Sabiendo que seguramente habrá barreras que sortear, se nos invita a no declinar ante los tropiezos, actuando de manera astuta, pero sobre todo con humildad, dejándonos guiar por la voz del Espíritu, para no ser nosotros los que “brillemos”, sino que, con nuestras acciones y actitudes, sepamos ser fieles a quien nos ha enviado y sea Jesús el que brille, el que aparezca.

Te pedimos Padre, ayúdanos a escucharte, para saber transmitir tu mensaje.

Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.