“Demos gracias al Señor, porque es bueno”
Gén 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67; Sal 105; Mt 9, 9-13.
El encuentro fundante con Jesús puede darse en cualquier momento de nuestra vida, no es necesario una fecha especial o un acontecimiento espectacular. Como Mateo, quien se encontraba realizando su tarea cotidiana, así también nosotros, si estamos atentos a la llamada y si tenemos la mente abierta y el corazón dispuesto, podremos dar el “sí” definitivo para seguir a Jesús y su Evangelio en nuestro diario caminar.
Jesús llama a todos por igual, en distintos momentos y en distintas circunstancias; él no se detiene a hacer juicios, sino que por igual se nos brinda, dándonos la oportunidad de empezar de nuevo por un camino distinto, que nos conduzca a una vida plena.
Una vez más, en este pasaje, Jesús nos enseña que las relaciones y los vínculos fraternos están por encima del “qué dirán”. Jesús sabe que quienes más necesitan su presencia son quienes están más alejados, por eso no excluye a nadie, incluye a todos y nos invita a que nosotros hagamos lo mismo.
Abramos, pues, nuestro corazón para acogernos mutuamente con misericordia.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autora: María Raquel Estrada Díaz.
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