“Salieron a su encuentro dos endemoniados”
Gén 21, 5. 8-20; Sal 33; Mt 8, 28-34.
La curación que hoy nos presenta el evangelio tiene tintes mesiánicos grandiosos. Es como un resumen de toda la misión de Jesús.
–Los espíritus del mal tienen sometidos a dos hombres, que viven entre los sepulcros, en el reino de la muerte, en la esclavitud del pecado, fuerza negativa que deshumaniza a los hombres y los hace temerse unos a otros, enemigos entre ellos.
–Una sola palabra de Jesús (“Vayan”) hace frente a esas fuerzas contrarias a la libertad, a la dignidad y a la fraternidad. Los espíritus se precipitan a los cerdos (lo impuro) y los cerdos al abismo del mar, a la perdición, a donde pertenecen.
–De esta manera dejan a los hombres libres, en manos de la comunidad, de la esperanza de vida digna y fraterna, en manos de Jesús.
Una sola palabra (“fíat”) de Dios trajo todas las cosas a la existencia y una sola palabra de Jesús (“salgan”) sana, libera, rescata a estos pobres endemoniados.
Una sola palabra tuya bastará para sanarme, decimos en la misa recordando al centurión.
Una sola palabra (“hágase”) pronunció María para dar entrada al Mar de gracia y de luz en la Encarnación. Un “sí” a Jesús es todo lo que necesitamos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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