“Por sus frutos los reconocerán”
Gén 15, 1-12. 17-18; Sal 104; Mt 7, 15-20.
Hoy Jesús habla de lobos disfrazados de ovejas y de falsos profetas que engañan para sacar provecho. Con ello nos hace una advertencia doble (como una “espada de dos filos”):
–Por un lado, nos invita a no ser ingenuos y a saber discernir lo que se nos ofrece en el mundo. Hay muchos intereses rondándonos por todos lados, políticos, económicos, ideológicos; todos quieren atraparnos. Debemos aprender a leer la realidad y a elegir solo lo mejor para nosotros; distinguir la verdad del engaño, lo que nos aprovecha y lo que no, lo que necesitamos y lo que no necesitamos.
–Por otro lado, también es un llamado a la sinceridad y a la coherencia nuestra, como cristianos. Cuando Jesús dice “por sus frutos los reconocerán”, nos pide estar atentos a los frutos que dan los demás, para distinguir a los verdaderos profetas. Pero también dice que a nosotros nos reconocerán por nuestros frutos. Ellos dirán qué tipo de árbol somos, si tenemos buenas raíces, si nos guía el Espíritu, o si nuestro cristianismo es sólo un disfraz.
¿Recuerdas cuáles son los frutos del Espíritu? Caridad, gozo, paz, paciencia, perseverancia, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia y castidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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