“Da a quien te pide”
2 Cor 6, 1-10; Sal 97; Mt 5, 38-42.
No olvidemos que, excepto los domingos, que tienen sus ciclos de lecturas propios, seguimos escuchando el Sermón de la Montaña, donde Jesús está llevando la antigua Ley de Israel a una práctica más acorde al Reino de Dios.
En el pasaje de hoy opone la antigua práctica del “ojo por ojo, diente por diente”, que legalizaba la venganza, el desquite y una cadena infinita de revanchas y conflictos. Jesús rompe la cadena y pide: no opongas resistencia, no devuelvas la bofetada, no niegues tu ayuda a quien sea.
Jesús nos pide: ¡rompe la cadena! No te dejes envolver por ese torbellino de rencores y odios; no contribuyas a edificar ese muro poniendo violencia sobre violencia, amargura sobre amargura, muerte sobre muerte. Derrumba el muro, rompe la cadena. Libérate de la espiral de egoísmo que arrasa con todo a su paso. Nuestro mundo, las ciudades, los campos… son lugares devastados por esos huracanes de ambición, de explotación, de prepotencia. No hay futuro para un mundo así.
Rompe la cadena en lo pequeño, en lo inmediato, y contigo comenzará el futuro, el Reino de amor y de paz, de justicia y fraternidad.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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