“¿Con qué compararemos el reino de dios?“
Ez 17, 22-24; Sal 91; 2 Cor 5,6-10; Mc 4, 26-34.
Las parábolas de Jesús son maravillosas historias llenas de luz y cargadas de esperanza. Son una invitación a soñar y a hacer realidad eso que soñamos.
Hoy escuchamos dos de ellas: la primera es la del hombre que sembró un campo y con ello echa a andar un proceso que ya nadie puede detener. La semilla germina, brota, crece, florece, fructifica… Es el Reino de Dios que Jesús ha inaugurado (El Reino de Dios está cerca, entre ustedes…), un proceso imparable, destinado a transformarlo todo.
Escuchamos también la parábola en la que Jesús compara el Reino con la semilla de mostaza: pequeña, humilde, insignificante, pero con una fuerza cósmica dentro que la hará capaz de crecer, echar ramas y acoger a los pájaros del cielo. El Reino está comenzando humildemente, Jesús con unos cuantos seguidores acosados por todas partes. Pero sus palabras, sus gestos y sobre todo su muerte y su resurrección contienen una fuerza incontenible, la fuerza del Espíritu que hace todas las cosas nuevas.
Soñemos con las parábolas de Jesús. Y dejemos que el Espíritu nos mueva a realizar eso que soñamos.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Silviano Calderón S. C.M.
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