“Dios salva al que cumple su voluntad”
Sir 35, 1-15; Sal 49; Mc 10, 28-31.
El evangelio de hoy nos enseña que la generosidad de Dios supera la generosidad del hombre.
Dejar todo y seguir a Cristo, dos realidades dentro de un mismo fin. Todo lo que dejamos en el orden material y personal, retoma su sentido y valor dentro del apasionante seguimiento de Jesús.
El seguir a Jesús nos va motivando a dejar cosas que no son tan esenciales en nuestra vida, y al mismo tiempo nos va dando una nueva mirada respecto a las personas que amamos y a las opciones que tomamos en la vida. Seguir a Jesús nos hace encontrar nuevos horizontes, nuevos caminos; nos permite entender el valor e importancia de las personas y de las cosas. Desprendernos o dejar todo por Cristo, no es pérdida, sino ganancia.
Ahora, la pregunta a resolver es: ¿cómo seguir a Cristo? La respuesta es sencilla: vive a plenitud lo que él te ha llamado a ser (padre, madre, hija/o, laico, religiosa, sacerdote…), aprende de Jesús y déjate guiar por él. Quienes han dejado todo por causa de Jesús y su proyecto, hoy gozan de la alegría de una nueva manera de ser y estar en el mundo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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