“Bendigamos al Señor, al rey del universo. Aleluya”
Hech 25, 13-21; Sal 102; Jn 21 ,15-19.
“¿Me amas?… Apacientamis ovejas”. Las palabras que escuchamos en el Evangelio de hoy, de Jesús a Pedro, nos recuerdan algo esencial: todo ministerio pastoral nace del amor y crece por el amor.
Primero, Jesús le pregunta a Pedro si lo ama, para luego confiarle una misión como embajador suyo, apacentando su rebaño.
Todos nosotros somos embajadores de Cristo y llevamos en nuestra fragilidad humana a Cristo. La misión que Jesús nos confía es el resultado de un encuentro de amor que cada uno de nosotros ha tenido con el Señor, por eso, para no olvidarnos de ese encuentro que ya hemos tenido con él, nos invita a renovar todos los días ese encuentro personal.
El Evangelio de hoy nos hace una llamada a la conversión, a examinar nuestro camino de amor con Cristo, como sus seguidores, para poder
ser sus testigos en todo lugar y a toda hora, a ejemplo del apóstol Pedro (y de Pablo también, como lo vemos en la primera lectura). Nos llama a cada cristiano a vivir una vida de honestidad, integridad e interés por el bien común, a crear “redes de amor” hasta abrazar y transformar la sociedad con nuestro testimonio de amor por Cristo.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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