“Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya”
Hech 19, 1-8; Sal 67; Jn 16, 29-33.
Es asombrosa la claridad con que el Evangelio de hoy nos demuestra la fragilidad del hombre y la acción de Cristo en nuestra vida. En este pasaje Jesucristo, actuando con la bondad que le caracteriza, evidencia nuestra fragilidad humana y la necesidad de confiar plenamente en él.
Sin embargo, al constatar en el día a día de nuestra vida la inseguridad, la enorme corrupción, las rupturas familiares y tantas formas de muerte que vivimos, nos podemos cuestionar: ¿cómo dice el Señor que ha vencido al mundo?
El mismo Señor que ha vencido al mundo nos dio la respuesta, y la sabemos: tenemos que direccionar nuestra mirada hacia él para entender cómo caminar en este mundo. No estamos en la vida para hacernos daño, tenemos que aprender de lo que Cristo hizo y dijo. Jesús no vino a destruir ni a cambiar el mundo con la fuerza, sino que ha encendido, con sus palabras y acciones, muchas luces que forman, en cada cristiano bautizado, un gran camino de luz. Así, con las enseñanzas de Jesús, podremos vencer todo lo que nos destruye y divide en este mundo.
Qué bueno que podamos decir hoy lo mismo que sus discípulos le dijeron: “Señor, ahora creemos que has salido de Dios”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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