“El Señor nos ha mostrado su amor y su lealtad. Aleluya“
Hech 10, 25-26. 34-48; Sal 97; 1 Jn 4, 7-10; Jn 15, 9-17.
El evangelio de este domingo nos habla de la “vid verdadera”. Con esta parábola, el Señor nos recuerda que Dios es quien ha tenido la iniciativa de amarnos, se ha acercado a nosotros para que experimentemos, en los acontecimientos de nuestra vida, su amor infinito. Con esta relación de cercanía nos ha enseñado a ver la importancia de adoptar el amor como modelo esencial para nuestra vida y vehículo para compartir con nuestros hermanos y hermanas una relación sana.
Para producir frutos constantes en nosotros, con esta parábola Jesús nos recuerda lo necesario que es “permanecer en él” y lo importante que es pensar en nuestra relación con Dios y nuestra vida de amor al hermano que llevamos en el día a día.
La primera lectura nos presenta un bello ejemplo de lo que significa “permanecer en Jesús”. Vemos cómo Pedro, en su actuar, resalta el aspecto de igualdad y de inclusión, sin hacer distinción de personas; con esta actitud concreta, Pedro nos recuerda lo que Cristo nos enseñó: “Somos hermanos todos”.
Y tú, ¿cómo haces presentes los frutos de tu vida en Cristo en tu actuar cotidiano?
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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