“No olvidemos las hazañas del Señor. Aleluya”
Hech 2, 14. 22-24. 32-36; Sal 77; Jn 3, 13-17.
Hoy en nuestro país celebramos el día de la Santa Cruz. Esta fiesta ha tenido un arraigo particular dentro del ambiente de la construcción. Antiguamente, los primeros evangelizadores que llegaron a nuestra tierra, ponían cruces en las nuevas construcciones de iglesias, conventos y casas de oración.
En este día, en muchas construcciones de nuestro país, el personal de la obra: albañiles, peones, arquitectos e ingenieros, hacen cruces de diversos materiales y las adornan con coloridas flores, y las colocan en un lugar visible de la obra donde están trabajando. En varios lugares se celebra la Santa Misa y después comparten los alimentos.
La Cruz, como escuchamos en las lecturas de hoy, ilumina nuestra vida y nos da esperanza, porque en ella murió Jesucristo por todos nosotros para darnos vida en abundancia.
Es así como albañiles y maestros de la obra, con gestos sencillos, profesan su fe y recuerdan con mucho cariño la Santa Cruz, poniéndola en un lugar visible de la construcción para que miremos a nuestro Redentor, a nuestro Salvador, nuestro Señor Jesucristo que dio la vida por nosotros.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Autor: Jesús Arzate Macías C.M.
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