La diestra del Señor ha hecho maravillas. Aleluya
Hech 4, 13-21; Sal 117; Mc 16, 9-15.
La Resurrección de Cristo es una llamada a cumplir con nuestra misión hasta el fin de los tiempos. El Señor nos envía como a los apóstoles a predicar a todo el mundo para dar a conocer su doctrina.
La fe y la doctrina que hemos recibido debemos comunicarla a través del trato diario valiéndonos de nuestro testimonio y nuestras palabras.
Posiblemente, igual que los apóstoles, también recibiremos incomprensiones en nuestro camino, pero no podemos desfallecer.
No es de extrañar que en muchas ocasiones vayamos a contracorriente en un mundo que parece alejarse cada vez más de Dios, que tiene como fin el bienestar material y que desconoce o relega a segundo plano los valores espirituales.
Dios cuenta con que transmitamos su mensaje con las personas que tenemos más cercanas, nuestras familias, en el trabajo, en el apostolado que ejercemos.
Pidamos a Cristo nos ilumine para cumplir con alegría su mandato: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura”.
Fuente: «Evangelio y Vida», comentarios a los evangelios. México.
Alicia Duhne
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